¿Si alguien, algún día te va a preguntar quien eres? ¿Cual es tu identidad? ¿Que le vas a responder? Seguramente le dirás que eres español, americano o rumano. Después le dirás donde y cuando naciste. ¡Claro! Importante es el nombre que te pusieron tus padres. Seguiremos y le diremos nuestras aficiones, quienes son nuestros amigos y nuestros familiares Esta es nuestra identidad, ¿no? Seguramente la lista será muy larga.
Pero cuando nos identificamos, nos referimos realmente a nosotros como un ser individual y lo hacemos con referencia al mundo que nos rodea.
Personalmente creo que lo hacemos reportándonos a los demás. Cuando nacemos, venimos al mundo desnudos de toda influencia, como una hoja en blanco. Un cuerpo que se debe adaptar a un entorno que esta todavía por describir y en algunos lugares que debes luchar con la vida para sobrevivir. Por lo tanto, crecemos y aprendemos, pero no porque queremos, sino porque el entorno lo impone de alguna manera.
De niños se nos dice, que debemos portarnos como rigen las normas del lugar de origen, como debes pensar, para que todo concuerde con la normalidad de la sociedad. Y así, ese niño crece, se hace adulto.
Ahora puede ser quien desea ser.
Pero muy pocos lo consiguen, porque la mayoría seguimos siendo esos niños que esperan que alguien les diga como deben actuar, como tomar decisiones. Hace falta valor para buscar en tu interior y descubrir de esta manera quien realmente eres. El día que lo hagas, te sentirás libre. Serás dueño de tu alma y responsable de tu vida.En el momento que deberás cerras las cuentas y tendrás que irte, lo harás sabiendo que todo lo que has conseguido en esta vida, es debido a tus inquietudes, decisiones o hechos que harán que te ames y que te respetes.
Sócrates decía que los hombres morirán, tal como vivieron en la vida y por eso mismo considero que vale la pena intentar ser mejores personas para nosotros mismos y para los que nos rodean.
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Autor: Mihaela Buganu
