Niebla, la nivola de Miguel de Unamuno, obra escrita en el año 1907 y publicada en 1914, presenta la vida de Augusto Pérez, un joven rico, solitario, que medita mucho y reflexiona sobre su vida al lado de su perro Orfeo. Augusto se enamora de Eugenia, personaje idealizado y dedica sus esfuerzos para conquistarla.
El encuentro se convierte en un enfrentamiento en el que el autor decide matar a su personaje, pero no antes que Augusto deje claro al autor y a los lectores que todos dependemos de la voluntad de un ser superior y que todos vivimos en la niebla, en una ficción que se acaba con la muerte:
“Pues bien, mi señor creador don Miguel, ¡también usted se morirá, y se volverá a la nada de que salió! se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos sin quedar uno!” (Unamuno, M., Niebla, pp. 306-307)
Miguel de Unamuno revela el tema de la imposible inmortalidad y la inútil lucha del hombre ante su trágico destino
Según el autor, el libro no trata una novela, sino una nivola. El personaje Víctor Goti reconoce enfrente de su amigo Augusto que está escribiendo una novela extraña a la que ha decidido nombrarla nivola. Al hablar con Augusto, confiesa que su novela “no tiene argumento, o mejor dicho, será el que vaya saliendo. El argumento se hace él solo sin plan alguno” (Unamuno, M., Niebla, p. 172) y lo más importante de ella es el diálogo y no la “paja” narrativa, en donde el autor aparenta que no existe, aunque en realidad él es quien lleve el desarrollo de la acción.
En frente a esta propuesta narrativa, Augusto responde que eso acabará no siendo una novela, a lo que Víctor contesta que “será… será… nivola” (Unamuno, M., Niebla, p. 174) y argumenta de la siguiente manera:
“Pues así es como mi novela no va a ser novela, sino […] ¡nivola! […] Invento el género e inventar un género no es más que darle un nombre nuevo, […] ¡Y mucho diálogo! —¿Y cuándo un personaje se queda solo? … un monólogo. Y para que parezca algo así como un diálogo invento un perro a quien el personaje se dirige.” (Unamuno, M., Niebla, pp. 174-175)
Nivolas – novelas en las que el autor toma contacto con los personajes
Las nivolas son las novelas en las que el autor se introduce en la trama y toma contacto con los personajes, generalmente controlando sus destinos, de esta manera, la acción se transforma en una no muy común porque el autor habla e interacciona con sus personajes. De esa manera, transmite al mismo tiempo un ensayo filosófico, o algunas veces pone en duda, la “realidad” del propio autor, así como Augusto, el “ente de ficción”, se enfrenta con su autor y le grita: “¡Quiero vivir, quiero ser yo!” (Unamuno, M., Niebla, p. 306)
Como consecuencia, desaparecen las fronteras entre literatura y realidad y aparece el tópico de la vida como sueño, es decir que los personajes de la nivola son solo un sueño del escritor. La vida del protagonista está presentada como creación y destrucción, alegría y dolor, perspectiva y valor individual.
Al final de la historia Augusto muere, pero antes le envía un telegrama a Miguel de Unamuno para informarle de su muerte.
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