No te subestimes cuando pienses, no te subestimes cuando ames, no te subestimes cuando vivas tu vida.
Una de las muchas cosas que tenemos que enfrentar es la desconfianza en nosotros mismos, la desconfianza de que no somos capaces de sobresalir en la vida. Por esta razón nos subestimamos a nosotros mismos.
¿Por qué nos subestimamos?
En lugar de vivir según nuestros principios, nos subestimamos porque escuchamos las opiniones de los demás. Nos subestimamos porque perdemos de vista nuestras metas y nuestros objetivos a los cuales queremos acudir. Nos subestimamos porque aún no nos conocemos de verdad y no tenemos confianza en nosotros.
Nos subestimamos cuando se trata del amor porque no sabemos lo que merecemos y a menudo terminamos resumiéndonos a muy poco.
Nos complacemos con un trabajo mal pagado porque no sabemos que merecemos más.
A menudo tratamos de moldearnos como viven los demás sin darnos cuenta de que somos diferentes y que cada uno de nosotros es diferente. Nos subestimamos cuando vemos que alguien consiguió hacer algo, y nosotros no. Nos subestimamos cuando pensamos que alguien merece más que nosotros. No nos damos cuenta de que debemos ser el centro de nuestro universo. Sólo creyendo en nosotros mismos, llegaremos a conseguir lo que nos proponemos.
En la vida siempre nos subestimaremos. Esto es un error. Lo que debemos hacer es encontrar la fuerza que se esconde en nuestro interior para poder aprovechar al máximo esta vida.
Con el tiempo nos vamos a dar cuenta de que sólo nuestras decisiones nos ayudarán, que deseamos el bien para nosotros. Y sólo nosotros podemos movilizarnos para lograr algo y sólo nosotros podemos encontrar la confianza que nos falta.
¡No te subestimes! No subestimes tu alma y tu inteligencia porque pueden llevarte más allá de cualquier consejo recibido. No subestimes tu deseo interior de alcanzar tus metas. Pero sobre todo, no subestimes tu instinto de creer en ti mismo.
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