Más de 700 millones de los jóvenes bajo la edad de 18 años ya no pueden ir al colegio, en el pico de la pandemia. 194 países cerraron las escuelas desde el abril, dejando a 1.600 millones de niños sin la posibilidad de ir a la escuela. Eso significa aproximadamente 90% de los estudiantes del mundo entero.
En el medio de la pandemia de COVID-19, la vida de las niñas ha cambiado mucho. Más de 700 millones de jóvenes de todos los continentes no podrán ir al colegio. Esta medida los obliga a reorganizar sus vidas cotidianas de manera muy diferentes.
Muchas de las niñas corren el riesgo de no regresar nunca a las aulas. Por eso, sus padres acuden a medidas drásticas para ellas, como el matrimonio infantil o el trabajo forzado para aliviar las cargas económicas de la familia.
Laetitia forma parte del Parlamento Infantil de Chad, un programa extraescolar en el que participan un gran número de jóvenes ambiciosos, donde estudian sobre cómo enfrentar algunos de los mayores problemas del país. La desigualdad de género y la estigmatización impiden que la educación de las niñas progrese. Esta situación puede cambiar, pero tenemos que asegurarnos de facilitar a las jóvenes centros de enseñanza seguros en los que puedan aprender sin ningún riesgo, de esa manera empoderarlas para poder tomar sus propias decisiones.
Si queremos proteger las capacidades, la ambición y el futuro de estas niñas, tenemos que actuar conjuntamente. Sin embargo, quizá el primer paso sea, sencillamente, escucharlas.